Año
2002
Autor
Sara Baras
La bailaora, ataviada como una princesa, convirtió la plaza de San Antonio en un particular cuento de hadas, muy gaditano. La pregonera llegó en un cortejo que salió del Ayuntamiento.

En el discurso de la artista, confesó que su amor por Cádiz es “una bendita locura que no hay médico que la cure”, y que hace que su alma y su corazón estén aquí cuando sus pies zapatean los tablaos del mundo.

Durante el espectáculo, el coro de Julio Pardo interpretó un tango y Sara prosiguió recordando a los artistas y flamencos que ha dado su tierra. La gaditana concluyó el pregón acompañada de su cuerpo de baile por alegrías.
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