Con la denominación de “Hogar-Recreativo para los hermanos y escuela para sus hijos” la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores de Villamartín (fundada en 1525) inauguró, el 3 de noviembre de 1962, un edificio, levantado a su costa con el producto de una rifa que organizó al efecto, dedicado, entre otros usos para todos los cofrades, a la educación de sus descendientes. El solar para la construcción de esta Casa de Hermandad, sito en la parte trasera izquierda de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Virtudes, fue cedido por gentileza y simpatía del Cura-Párroco y Director Espiritual de esta Parroquia D. Manuel Jiménez Sutil. A petición de los entonces Hermano Mayor, Junta de Gobierno y Hermandad en Pleno, a fin de que nadie pudiese alegar derechos para la utilización de este edificio, se firmó un documento en la misma noche de inauguración del Hogar-Recreativo. Una persona conocedora de este tema por haberlo vivido, Pedro González Galindo (“el Pellejero”), hijo de uno de los impulsores de esta Escuela y alumno de la misma, afirmaba a “El Saetero” que “los hijos de los hermanos del Nazareno no éramos unos privilegiados. Nuestros padres sólo se preocupaban por nuestra educación y por nuestra cultura”. A principios de los años 60 del pasado siglo, además de esta iniciativa educativa para los hijos de la Hermandad del Nazareno, al parecer, en el pueblo sólo existía otra Institución con los mismos fines: las Monjas del Hospital. La Escuela de la Hermandad permaneció abierta unos diez años, hasta 1971 año arriba año abajo. La Institución fue demolida a inicios del siglo XXI. Unos 40 años de historia, desde 1962 hasta aproximadamente 2002, ha visto este domicilio social que no ha caído en el olvido… y que es reconocido como una aportación constructiva al conocimiento fundamental por los responsables actuales de la Cofradía y por los discípulos. Después de su derribo, en 2006, cuando ya no existía físicamente esta Casa de la Hermandad del Nazareno, con el objetivo de informar en “El Saetero (Publicación para el mundo entero)” que edita anualmente la Asociación G.A.D.E.S. (Gabinete Autónomo de Desarrollo Económico y Social) desde el 2005, pregunté a varios vecinos de esta Villa. Quería conocer de boca de los principales protagonistas de la época, los hijos de los Hermanos de la Cofradía, quienes eran las personas que aparecían en la fotografía que se reproduce en el encabezamiento de este escrito. Yo sólo conocía a mi padre, José Iriarte Parada (“Joselito el Maestro”), en el que confiaron los Hermanos de esta Hermandad para educar a sus hijos, sobre todo en el conocimiento de la ortografía y narrativa, de las matemáticas y la cultura en general. También existía un “aula” de mecanografía dentro de la Escuela, a la que no era extraño que recurriese el Ayuntamiento, para utilizar las máquinas de escribir cuando las suyas no daban abasto.
